(domingo, 5 de noviembre de 2017)

Solo puedo decir que son un vicio, tremendos!!! No me dura más dos dias porque llenan bastante

 (lunes, 11 de septiembre de 2017)

Son adictivos, suaves y con la dulzura justa. Cuando se me antojan, una caja no es suficiente. Pero eh, ¡llenan bastante!

 (viernes, 14 de julio de 2017)

Hace mucho tiempo, en una era y tierras muy lejanas, dos reinos estaban en guerra. Y lo estaban desde hace tanto tiempo, que ya nadie recordaba el motivo. Cruentas batallas se libraron en nombre se sus reyes, que antaño amigos se convirtieron en enemigos. Nadie sabía el porqué, y parece que nadie se interesaba por ello. Sin embargo, si alguien llegara a conocer el motivo, puede que la historia hubiese sido muy diferente, pues éste no era de carácter territorial, racial o político. Era personal, y puede que ridículo a ojos del resto del mundo, ya que todo comenzó con una discusión que cualquiera puede tener con sus amigos y familia. Amigos que compartían un manjar, enfrentados por comer el último. Y así es, años en guerra por culpa de que uno le quitó el último mochi de té verde al otro. Ya no era por lo deliciosos que estaban, ni por no poder saborear su suave textura. Era por orgullo, por reclamar lo que era suyo y que le fue robado. Nadie debería robar el mochi de otro, y la historia debería transmitirse de generación en generación para evitar más guerras innecesarias, pues todos podemos disfrutar de los mochis y compartirlos con los demás. La felicidad es mejor en compañía. Vamos, que están que te cagas y acaban volando.