Este aguardiente japonés, destilado del trigo, tiene un sabor final que nos recuerda a un buen whisky. Su aroma es complejo y evocador, con notas que nos recuerdan a la madera de sándalo y un toque afrutado.
El sabor inicial no es alcohólico, deja una sensación agradable tanto en la boca como en la garganta.
Siempre resulta sorprendente que de una materia prima tan humilde como el trigo se obtenga un producto excelente como este, una de las bebidas más nobles que existen.
Su graduación alcohólica es de 25 grados.