El mochi no sólo se toma en preparaciones dulces, también puede añadirse a sopas o comerse solo con un poco de salsa de soja u otros aderezos. El aspecto del kirimochi que os presentamos es el de un pequeño ladrillo, pero al ponerlo un poco en el horno y dejar que se tueste ligeramente y se ablande, la cosa cambia mucho.
De textura gomosa y con todo el sabor suave y agradable del arroz, el mochi es un acompañante perfecto para los platos de cuchara o nabemono, como el oden o el ramen. También se usa en la sopa zoni de Año Nuevo, una sopa que se elabora para atraer la buena suerte y las bendiciones sobre los comensales.